Medicamentos en psiquiatría: inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina

En cuanto a medicamentos usados en psiquiatría es fundamental reconocer cómo funcionan, cómo surgieron y por qué son tan importantes para atender trastornos mentales. Ese es el caso de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI) que se enfocan en la depresión y en trastornos que se relacionan al mejorar el ánimo.

En este blog se describirán sus características, para que trastornos mentales se recetan, su historia, por qué se recomiendan y datos curiosos al respecto.

¿Qué son los inhibidores selectivos de la serotonina?

Los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (SSRI, por sus siglas en inglés) son los fármacos más utilizados para el tratamiento de trastornos mentales, se encuentran indicados para el tratamiento de: trastorno depresivo mayor, trastorno de ansiedad generalizada, bulimia, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de pánico, trastorno disfórico premenstrual, trastorno por estrés postraumático, trastorno de ansiedad social, trastorno dismórfico, fibromialgia, eyaculación precoz, parafilias y autismo.1-2

Los SSRI aumentan la actividad de la serotonina en la sinapsis, es decir, incrementan la cantidad de neurotransmisores en el espacio en el que se conectan las neuronas. Se les llama “selectivos”, porque tienen pocos efectos en otros neurotransmisores, lo que les permite tener menores efectos adversos que otros antidepresivos. Al evitar que la serotonina sea reciclada por la neurona, permite que la cantidad aumente y tenga efectos por periodos de tiempo más largo.2

Esta familia incluye: Fluoxetina, Citalopram, Escitalopram, Sertralina, Paroxetina, Fluvoxamina, Dapoxetina y Vortioxetina.

¿Por qué los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina cambiaron a la psiquiatría?

A principios del siglo XX el tratamiento de la depresión era difícil de administrar. Se utilizaban terapias como el coma inducido por insulina o sustancias químicas, así como la terapia electroconvulsiva. Aunque estos tratamientos eran efectivos, sólo podían ser administrados en un ámbito hospitalario, por lo que los pacientes tenían que permanecer internados. Los tratamientos farmacológicos incluían barbitúricos, anfetaminas y opioides, que no tenían una eficacia significativa.1

Incluso, la psiquiatría tenía un enfoque psicoanalítico, donde la depresión era una forma de externalizar un conflicto por un trauma interno y se consideraba que los tratamientos que no siguieran este dogma eran un error, ya que no permitían a los pacientes descubrir las raíces verdaderas de sus conflictos internos.1

El uso de fármacos para el tratamiento de la depresión permitió dar tratamiento a los pacientes fuera del hospital psiquiátrico, con lo cual los pacientes que no tenían un padecimiento que amerita internamiento; ahora podían ser tratados ambulatoriamente, al mismo tiempo, la mejora de la respuesta permitió una mayor aceptación y apego al tratamiento.

Los primeros antidepresivos fueron encontrados casualmente; estas sustancias fueron intentos fallidos de cubrir otras necesidades médicas, como anestésicos, antipsicóticos o antituberculosos. Los SSRI representaron un cambio importante ya que fueron los primeros antidepresivos desarrollados de manera racional y dirigida con base en un estudio profundo de la química cerebral.3

La efectividad, velocidad de respuesta, facilidad de administración, seguridad, baja interacción con alcohol y bajo índice de efectos adversos volvieron a los SSRI los fármacos de elección de médicos y pacientes. No sólo son útiles en adultos, también son efectivos y seguros en niños, adolescentes, adultos mayores y mujeres embarazadas.3

La teoría serotoninérgica la Fluoxetina

El laboratorio Eli Lilly comercializó el primer SSRI: la fluoxetina. El científico principal fue Ray Fuller. Llama la atención que Fuller creció en un pueblo rural de Illinois, sin electricidad ni drenaje. Para pagar sus estudios universitarios de química, trabajó como asistente en un hospital psiquiátrico, donde ayudaba en la administración de la terapia electroconvulsiva. Su interés por la falta de conocimiento del funcionamiento cerebral lo llevó a estudiar bioquímica y, ultimadamente, aceptar una posición en el área de investigación de Eli Lilly.4

Para que un fármaco sea efectivo, debe ejercer su efecto en un sitio específico, puede ser un receptor, una enzima u otro blanco. En el caso de los SSRI, este blanco es una “bomba” en la neurona, que se encarga de tomar la serotonina que se encuentra en el espacio entre las neuronas para reciclarla; al bloquear su función, la serotonina permanece más tiempo en este espacio y mejora el estado del ánimo.3

El desarrollo de la fluoxetina se basó en el razonamiento de que, la depresión, era una consecuencia de la disminución de la serotonina en ciertas áreas del cerebro. Esta aproximación se basó en los hallazgos de estudios de sangre, en los cerebros de personas tratadas con terapia electroconvulsiva, en los cerebros de personas que habían fallecido por suicidio y en los efectos cerebrales de los primeros antidepresivos.1

En 1980, Eli Lilly comenzó a efectuar ensayos clínicos con Fluoxetina y para finales de este periodo comenzó su comercialización. El éxito notable llevó a que laboratorios como Lundbeck, Solvay, Novo Nordisk y Pfizer desarrollaran sus propios SSRIs: Citalopram, Fluvoxamina, Paroxetina y Sertralina, respectivamente. Se estima que estos medicamentos han salvado la vida de millones de pacientes en todo el mundo.1

¿Qué hace que los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina sean la primera elección de tratamiento?

Los SSRI son fármacos efectivos en el tratamiento de diversos trastornos mentales, pero tienen características que los vuelven prácticos en su uso clínico:3

  • Las dosis son intercambiables. 40 mg de Citalopram son equivalentes a 20 mg de Fluoxetina o Paroxetina y a 50 mg de Sertralina.
  • La respuesta es predecible: una dosis estándar de cualquier SSRI tiene un efecto entre el 60 y 80 % en la serotonina en la sinapsis.
  • Un aumento de la dosis suele ser efectivo cuando hay una respuesta parcial.
  • Cuando un paciente no responde a un SSRI, el 71 % de los pacientes lo hará cuando se cambia a otro SSRI.
  • A pesar de ligeras diferencias entre fármacos, todos los SSRI tienen una eficacia similar.
  • Tienen una dosificación estándar, por lo que sólo se requiere administrarlos una vez al día.
  • Su administración oral facilita el apego al tratamiento.

El desarrollo racional de los SSRI, basado en el estudio de la química cerebral, no sólo llevó al desarrollo de fármacos cada vez más efectivos para el tratamiento de los trastornos mentales, también permitió un mejor conocimiento de las bases neuronales de las enfermedades mentales, facilitando cada vez más el desarrollo de tratamientos efectivos y disipar los mitos en torno a las patologías emocionales.

¿Para saber más?

El 15 de agosto de 1974 la revista especializada Life sciences publicó un artículo titulado “Un inhibidor selectivo de la recaptura de serotonina: Lilly 110140”. En este, los científicos del laboratorio farmacéutico Eli Lilly describen los efectos de una nueva molécula en el cerebro y se propone su uso para el tratamiento de enfermedades mentales. La fluoxetina, comercializada como Prozac®, se volvió el fármaco más recetado por los psiquiatras en 1990 y el más recetado en todo el mundo en 1994; con más de 25 000 artículos científicos, se le considera el medicamento sobre el que se ha escrito más en toda la historia de la farmacología.1

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Referencias:

  1. López-Muñoz F, Alamo C. Monoaminergic neurotransmission: the history of the discovery of antidepressants from the 1950s until today. Curr Pharm Des. 2009;15(14):1563-86.
  2. Chu A, Wadhwa R. Selective Serotonin Reuptake Inhibitors. 2023 May 1. In: Stat Pearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2023
  3. Vaswani M, Linda FK, Ramesh S. Role of selective serotonin reuptake inhibitors in psychiatric disorders: a comprehensive review. Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2003 Feb;27(1):85-102.

Cohen ML. Ray W. Fuller, PhD, 1936-1996. Archives of General Psychiatry. 1997;54(6):575

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